domingo, 21 de noviembre de 2010

Como este fin


Domingo casi lunes 12:53 a.m. y a punto de finalizar el fin de semana y ésta vez sin quejarme ya que dentro de la crisis existencial que he venido cargando durante los últimos meses, puedo decir que éste fin fue muy simple y por lo mismo muy chingón. Un fin de compartir una comida, una historia y una peli con mi papá. Un domingo rudo, naco y gringo de cervezas, hamburguesas y monster trucks, dos buenas pelis, un café, un pastel imposible y una bonita charla, con uno de esos amigos que entienden con decir casi nada.

Me doy cuenta de lo simple que resulta ser la vida. Todos pasamos por cuestionamientos en varios momentos de nuestra existencia, nos llenamos de angustia, de pensar, pensar y pensar en algo que no podemos cambiar, que no depende de nosotros como es el paso del tiempo. Finalmente nada tiene sentido, todo lo que hice, todo lo que pensé, todo lo que sentí en el pasado ya no existe más, hoy solo quedan recuerdos y experiencia y así pasará con lo que hago hoy y con lo que haré en 5 años.

Creo que la vida es un lugar extraño en dónde de pronto aparecimos y estamos obligados a estar y que todo finalmente todo, va a pasar. Seguro en 80 años la mayoría, por no decir todas las personas que poblamos éste planeta no vamos a estar, nadie, ni la gente que quiero, ni Carlos Slim, ni Ana Claudia Talancón, ni el bolero de la esquina, ni Brad Pitt, ni mi gata, ni yo, todo cambiará. Esto es sólo un viaje, por lo tanto no nos queda más que empacar, tomar los aviones que tengamos que tomar, ir a todos los sitios de interés, comer cosas extrañas, comprar souvenirs y tomar todas las fotos mentales que podamos.

Finalmente ya estoy aquí, así que flojita y cooperando, se trata de pasarla bien y sólo se logra cuando te dejas llevar. Para disfrutar el viaje hay que aferrarse menos, soltarse cada vez, enamorarse de las personas, de los lugares, de lo que pasa. Como hoy, como éste fin.

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