lunes, 14 de mayo de 2012

El bello durmiente


Hoy se cumplen dos años que una de mis personas favoritas del mundo permanece dormido, sin poder despertar de un profundo sueño, dos años que se me pasaron como el agua, dos años que su familia lo cuida cada día sin parar, que sus miles de fanáticos no se han cansado de pedir por su salud, extrañarlo y recordarlo. Dos años que la polémica sobre si deberían desconectarlo o esperar un milagro ha ido creciendo, dos años que continuamente checo las noticias para saber como se encuentra, dos años que me sigo emputando con comentarios estúpidos y deshumanizados que algunos hacen por chiste y que carecen de gracia, dos años que cuando dijeron la noticia en la televisión dejé lo que estaba haciendo y no pude dejar de llorar durante varios minutos. 

Para mi Cerati es parte de mi niñez, mi adolescencia y mi juventud. La primera vez que oí a Soda Stereo fue en el radio cuando sonaba Nada Personal, Cuando pase el temblor y Juegos de Seducción, ahí simplemente oía y repetía las canciones que todo el mundo escuchaba y no fue hasta el siguiente álbum titulado Signos que puse más atención a las letras y cantaba con mi amiga Martha, Persiana Americana.

Recuerdo haber grabado varios cassettes con muchas canciones de Soda del radio y después tomarme el tiempo de sacar las letras pulsando los botones de Play y Stop de mi grabadora, escribía las letras que más me inspiraban y las adornaba con muchos dibujos hechos con plumas de colores. Es entonces cuando Soda Stereo se acababa de convertir en uno de mis grupos favoritos que durante años iba a seguir fielmente.  Por azares del destino mi novio de la Universidad era un gran fanático de Soda Stereo, tan fanático que su firma misma era simplemente la palabra Soda, teníamos 20 años y las tardes enteras para oír y oír y oír y oír todos los discos de Soda Stereo, a la par Gustavo Cerati había sacado ya su disco Amor amarillo que oí y me enamoré de la forma cómo su música había evolucionado, letras más profundas y donde se notaba que él era la estrella. Sobretodo me emocionaba mucho escuchar Lisa, la canción que escribió para su hija que aún no nacía y que hace notar la parte más sensible de Gustavo. Luego vino el legendario concierto de despedida de Soda Stereo en 1997 y ahí fuimos a llorar el adiós de una de las mejores bandas que han existido en la historia de mi vida.

Luego vino Bocanada el segundo disco de solista de Cerati luego Episodios Sinfónicos, Siempre es Hoy, Ahí Vamos y por último Fuerza Natural todo esto en un lapso de 10 años, 10 años que no me perdí escuchar ni una sola canción, de enamorarme de las letras y la música, de admirar la forma tan majestuosa como sólo Cerati entiende la vida, de tomar frases increíbles y hacerlas parte de mi vida, de entender situaciones buenas o malas en las que algún día me encontré con su música, de bailar y divertirme con la música que estaba hecha para eso, fui a casi todos los conciertos que Gustavo Cerati ofreció en el D.F., coree con emoción cada una de sus canciones, grité el ya clásico: “Oee oee oee oaaa, Soda, Soda“.
 
 Para mi Cerati es el autor de las canciones que marcaron mi vida, siempre hay una buena canción para cualquier situación, para mi Gustavo Cerati es Martha, Memo, Haydee, Rocorito, Carlitos Cano, Natalia, Arturo, Noguez, Aida, Cesar, Marelia, Juan Juan, Yuyu, Jaime Sosa, El Chato y todos esos cómplices que tenían el mismo gusto por su música. Cerati es mis fiestas, mi emoción por oír sus discos nuevos, mi adicción por ver una y otra vez sus fotos, mis viajes en carretera, mis horas en el tráfico, mis lágrimas, mis reflexiones y mis alegrías.

Hoy mi único deseo es que Gustavo vuelva a abrir los ojos y pueda estar saludable para poder decirle con todo el corazón: GRACIAS, TOTALES.