domingo, 19 de septiembre de 2010

HOY

La mañana de hoy amanecí preguntandome si en realidad me deprimo tanto como muchas veces presumo, rápidamente me contesté que no, que es un deporte para mi, al que seguramente le encuentro alguna forma de placer. Pero pensando un poquitito más a fondo me dí cuenta que no es así, hay muchas cosas que me deprimen, las grandes dosis de realidad son las que me mantienen mucho tiempo en ese estado. Claro no es una depresión que me impida levantarme de mi cama, ni dejar de dormir como bebé, simplemente es un estado constante que la mayor parte del tiempo mantengo oculta.

Me deprime pertenecer a una generación TANG, en la que todos queremos que las cosas sucedan inmediatamente, me deprime el paso acelerado de todo, me deprime vivir en un mundo desechable, todo pasa de moda rápido, todo se convierte en basura en un abrir y cerrar de ojos, todo es sustituible por algo mejor, nosotros mismos nos convertimos en mercancía, estamos constantemente en la ley de la oferta y la demanda, el amor se convirtió en un objeto sustituible, desechable y lamentablemente todos nos ofertamos constantemente, todos nos desechamos, todo pasa rápido. Me deprime escuchar a mis amigas y amigos quejandose de exactamente los mismo, me deprime que no existan las grandes historias de amor que vemos en las películas.

Me deprime no recordar con claridad las historias que contaba mi abuela, me deprimen las personas en el tráfico, los policias, el señorcito de la esquina que que con un sólo brazo intenta limpiar los coches. Me deprime ver como todos podemos criticar a las millones de mujeres que recurren al botox y a las cirujias estéticas cuando el mundo mismo se ha encargado de demostrar que el ser viejo es lo peor que te puede suceder, nadie quiere envejecer, porque simplemente no hay lugar para los viejos ni en los trabajos ni en ningún lugar. Me deprimen las noticias, los perros de la calle, hablar a mi casa y sentirme tan lejana a todo lo que ocurre ahi. Me deprime la gente deprimida, los días nublados, la expresión de las caras de las personas en el metro, sus zapatos sucios, sus mochilas rotas. Me deprime enchinarme las pestañas todos los días y saber que siempre serán lacias y gueras, me deprime lo mala que soy para el inglés, carecer de constancia para terminar las cosas que planeo, los estados de cuenta sin abrir por meses que mantengo en mi mesita

Me deprime leerme en diarios, libretas y papeles. Me deprime no tener un iphone, me deprime saber que mi gata nunca se ha subido a un árbol, ni se ha cruzado con otro gato, porque está sentenciada a vivir en un departamento en la Ciudad de México, me deprime no vivir en alguna playa, me deprime mi trabajo de más de 12 horas, me deprime las largas colas en el super, el vidrio roto de mi Jeep. Me deprime no terminar los libros de comienzo, las caras que con los años han quedado atrás, los hospitales y los asilos.

Me deprime ver personas trajeadas fumando afuera de los edificios fríos de Santa Fé. Me deprimen las putas paradas en las esquinas, me deprime que nadie escriba cartas ni postales, me deprime que nadie imprima fotos y las guarde en algún album, me deprime facebook, me deprime Radiohead, me deprimen los domingos, las llamadas cortas, el constante ruido de la gota que siempre está cayendo en mi regadera, me deprime empacar, me deprime no tener hogar, me deprime mi yo deprimida, mis tennis sucios, mi naríz chata, los vasos vacios sobre la mesa de la peda de ayer, el silencio de está mañana, los chillidos de mi gata. Hoy.

1 comentario:

  1. Amiga qué te puedo decir. Me gustó tu post, muy sincero y muy crudo. Le voy a robar la frase al amigo de Lalo que es lo único que me queda todas las noches cuando me voy a dormir con un hueco en el corazón:

    "No entiendo nada"

    Nada.

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